Crítica de "Campo grande": Siempre es difícil volver a casa

"Campo grande" (2015) es una co-producción franco-brasilera y el segundo largometraje de ficción de Sandra Kogut, el cual agracia la Competencia Latinoamericana del 30 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El film es un crowd-pleaser sentimental con un poco de crítica social bien diluida de por medio.

Crítica de "Campo grande": Siempre es difícil volver a casa
martes 03 de noviembre de 2015

La historia trata sobre dos hermanitos de seis y ocho años, Rayane e Ygor, quienes son abandonados ante las puertas de una casa de buen porvenir en el barrio Ipanema de Río de Janeiro. Ninguno de los niños sabe dónde queda su casa o cómo volver, pero insisten en que su madre va a pasar a buscarlos en cualquier momento. El ama de casa, Regina (Carla Ribas), es menos optimista y se resigna de mala gana a retenerlos.

Comienza para la mujer lo que es un trámite desagradable, que es cómo deshacerse de los niños de la forma más efectiva y menos culpable. Decide no acudir a la policía, ya que los niños aparecieron en su casa con un papel con el nombre de Regina escrito. Provisoriamente se los saca de encima dándoselos a su empleada doméstica. Intenta dejarlos en un orfanato, pero Ygor escapa y decide buscar a su madre por sí solo. Regina termina uniéndosele, en una cruzada que la saca de la comodidad de su burbuja burguesa y la lleva a los rincones más pordioseros de la ciudad.

Campo grande no tiene nada nuevo para decir sobre la disparidad social de clases, ni se molesta en asignar culpas o responsabilidades más allá de los límites de su historia, que son bastante acotados. Es obvio que el frío corazón de Regina se ablandará eventualmente y redescubrirá el amor materno – el mismo amor materno que quizás logre sanar su tensa relación con su hija adolescente, Lila (Julia Bernat). En el caso de Ygor, le toca recorrer la típica historia de coming of age o proceso de maduración, con todas las decepciones y momentos agridulces que ello conlleva. La película funciona al no quedarse con un solo punto de vista y contar la misma historia desde distintos ángulos, dando una representación bastante redondeada y versátil del conflicto abismal que une a todos los personajes de la trama.

Se destaca la labor de los niños, Rayane Amaral e Ygor Manoel, aunque Kogut abusa un poco de mostrarlos en primeros planos con sus ojazos bien abiertos y una expresión de rubicunda ternura en sus rostros. Julia Bernat como la hija despechada está muy bien en un papel tangencial. Sobresaliente está Carla Ribas, que si bien le toca componer un personaje súper predecible, lo hace con el vigor de una estrella de cine de la vieja escuela. Recuerda la tenacidad de Gena Rowlands, mezclada con la risueña desesperación de Shelley Winters.

8.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS