Tiempo suspendido

Tiempo suspendido (2015) encierra en su título la tensión dramática que recorre todo el film: la pérdida de la memoria de una persona que toda su vida luchó para mantenerla viva. La desaparición de sus cuatro hijos durante la última dictadura militar argentina determinó en Laura un destino de fortaleza para que la que triunfe finalmente sea la justicia y no el olvido. Internada en una residencia de ancianos Laura convive ahora con otra realidad:el cansancio de la vejez y la demencia senil que marchita de a poco sus recuerdos.Laura es interrogada por su nieta Natalia quien le muestra fotos que ya no puede reconocer. Resulta más que representativa la escena donde la directora le muestra las fotografías de sus cuatro hijos y es ella quien debe recordarle que están desaparecidos. No es fácil comprender entonces las siguientes partes del documental donde la realizadora recupera imágenes de archivo de su abuela relatando a una cámara minuciosamente cómo desaparecieron sus hijos y sus reiterados pedido de respuesta a quienes cometieron los crímenes. Como si de reconstruir una vida se tratase, se van sucediendo anécdotas de la vida de esta admirable e incansable mujer. Pero si bien recordar quién fue Laura permite al espectador conocerla, sus comentarios o reflexiones actuales sobre el pasado y sobre la pérdida de la memoria son los que generan el verdadero sentido de la película. O tal vez simplemente verla rodeada de sus nietos y bisnietos, viviendo un presente de felicidad y ya no reviviendo todos los días un pasado de dolor y pérdidaYa Laura sola no puede recordar pero detrás de ella hay un legado. Hay memoria. En una de las carta que escribe Laura a sus hijos ya desaparecidos se lamenta de pensar que su muerte será también la muerte del recuerdo de sus hijos, el olvido. Y acá es donde nuevamente el cine cobra su dimensión existencial. Con este documental la justicia es para con Laura y su lucha. Imposible olvidar lo inolvidable.