Con el acento en la grieta

El rey de la Habana

El film dirigido por el español Agustí Villaronga (Pa negre), coproducción entre España y República Dominicana, expone un retrato sórdido sobre la Cuba marginal.

El rey de la Habana
sábado 26 de septiembre de 2015
El rey de la Habana (2015), filmada en Santo Domingo, presenta una sucesión de situaciones que van de lo morboso a lo lúgubre para regodearse en la tragedia de la miseria cubana de los años noventa. Basada en la novela homónima de Pedro Juan Gutiérrez, la historia comienza cuando Reinaldo luego de una doble tragedia en su infancia, es declarado culpable y enviado a un orfanato. De grande se escapa y vuelve al barrio y se enreda con su atractiva vecina. Apodado “el rey de la Habana” por sus dotes sexuales vislumbra un futuro esperanzador. Pero la tragedia lo sigue de cerca al juntarse con las personas incorrectas y entrando en submundos donde la vida se acerca cada vez más a la muerte.El rey de la Habana comienza con ritmo y algunos toques de humor en el fresco costumbrista de la pobreza cubana. Pero más allá de la agilidad narrativa, Villaronga condena a sus personajes desde el primer minuto, como si se merecieran aquello que les pasa. El chico huérfano se junta con la prostituta y le exige lealtad, mientras coquetea con el travesti de la casa de al lado. La miseria no está sólo en sus actitudes, también en cada plano que enfatiza –fotografía mediante- las manchas de humedad y los revoques caídos de las marginales viviendas de La Habana de fines de los años noventa. La miseria en la que están sumergidos los protagonistas se exalta en la manera de mostrarse. Se ve a los personajes relacionarse únicamente mediante el sexo, de forma instintiva, primaria y animal, estigmatizándolos. No son personas cultas – se llaman “brutos e ignorantes” entre ellos- como si fuera la razón de todas las decisiones erróneas que toman y la violencia física y verbal les correspondieran.En la segunda mitad del film, el melodrama se acopla de modo explícito y burdo al relato, omitiendo cualquier indicio de sutilidad, y hasta buscando el castigo divino (catástrofes naturales mediante) en el orden de los acontecimientos. Narrativamente la película nunca esboza con claridad su rumbo, dando zigzagueos constantes que van de lo morboso (las escenas de sexo, primero con una señora mayor, después con un travesti y casi con un hombre homosexual de avanzada edad) hasta la violencia inevitable con diálogos que buscan hacer una crítica al régimen socavando en el lado sombrío de la isla.
4.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS