En el nombre del padre

Desde allá

Ganadora del León de Oro de la 72 Mostra de Venecia, la venezolana Desde allá (2015) que cuenta con colaboración autoral de Guillermo Arriaga (Amores Perros) y la producción de Édgar Ramírez (Libertador), plantea un duro relato sobre dos personas que no pueden conectarse de manera afectiva con el resto de la sociedad.

Desde allá
jueves 10 de septiembre de 2015
Con una interesante puesta en escena, Desde allá nos presenta la particular relación de Armando (el gran actor chileno Alfredo Castro), y el debut protagónico del venezolano Luis Alejandro Silva, cuya prensa lo ha catalogado como el nuevo Gael García Bernal. La historia nos trae a un hombre adulto (Castro), dueño de una fábrica de prótesis dentales, que osa llevarse muchachos marginales a su hogar para, sin tocarlos, satisfacer su placer sexual. Las cosas se precipitan cuando lleva al joven Elder (Silva), quien le proporciona una feroz golpiza. Lejos de detenerlo, la violencia establece una relación de comprensión entre ambos anclada en diferentes traumas relacionados a sus padres.La película comienza con Armando de espaldas mirando la ciudad. No vemos que es lo que está viendo porque el contexto esta fuera de foco. Esta decisión formal se vuelve una decisión dramática, ya que observamos al personaje observar (valga la redundancia), como si se tratara de un lobo acechando a su presa. En ese contexto de la Caracas contemporánea donde Armando se mueve, se palpita una tensión en el ambiente que le da sentido a ese universo difuso para el espectador.Armando no puede conectarse con las personas, tiene una incapacidad afectiva que le imposibilita relacionarse con el entorno (uno de los sentidos de la elección formal del director), pero aquello que se encuentra en foco y aquello que no, cambia cuando conoce a Elder, un particular muchacho que al resistirse al dominio “económico-sexual” de Armando, modifica el registro del film.La película habla de las relaciones desde las omisiones explicativas que el espectador deberá reconstruir a posteriori con su interpretación. ¿Armando fue abusado? ¿Mantiene un vínculo paterno con Elder? Justo ante tales interrogantes se impone el contexto social, aquel que se presenta de forma violenta como un obstáculo para evitar que personas de diferentes estractos sociales puedan unirse.Párrafo aparte merecen los actores, en quienes se reposa el film y de quienes exige una entrega absoluta. De mas esta decir el oficio de Alfredo Castro para otorgarle a su Armando multiplicidad de facetas que evitan el prejuicio sobre su accionar. No será ni un perverso, ni un buen tipo. Su personaje es lo suficiente humano para abrir una gama de posibilidades en cuanto a su suerte en el relato. Por su parte Luis Alejandro Silva da con el físico-rol perfecto de su personaje, tan impulsivo como para generar miedo y ternura a la vez.Desde allá es una interesante propuesta que, si bien por momentos parece recorrer caminos argumentales ya transitados, se despega de soluciones facilistas y le da a la historia los matices suficientes para demostrar la complejidad de las relaciones humanas en un escenario tan particular.
8.0
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