Contra trata

La Secta

Si algo beneficia a La Secta (2014), de Ernesto Aguilar, es que su estreno sea en el Artecinema, el particular cine de Constitución, entorno ideal para semejante película que divaga entre el cine de explotación y la denuncia social clase Z.

La Secta
lunes 24 de agosto de 2015
La historia comienza cuando Kalima, una joven extranjera recién llegada a Buenos Aires, se presenta a una entrevista de trabajo que, desde el vamos, anuncia problemas. La chica rápidamente es drogada y encerrada para ser víctima de trata. Hasta ahí la denuncia a las organizaciones que explotan mujeres es limitada pero efectiva, pero la cuestión alcanza “otros” niveles cuando nos enteramos que dicha organización es una secta muy particular. Responden a un líder que es un maniquí de cara quemada con capucha y capa, cuya voz irradia de una grabación muy precaria. Todo es muy berreta, y queremos creer que adrede.Si nos tomamos a La Secta como una película hecha en joda, nos divertiremos con sus brutales resoluciones. Tal vez sea la manera de entender semejante realización propia de un trabajo práctico de alumnos de universidad. Disparos sin sangre alguna, gente atada con nudos visiblemente flojos, información provista a través de diarios que mágicamente aparecen en escena, etc, etc, etc. Sin contar claro, los diálogos que no tienen pies ni cabeza: “preparate que al próximo cliente le gusta el sexo anal” comenta una integrante mujer de la secta en tono amigable a la joven secuestrada. Pero eso no es todo, a la chica aparte de violarla los clientes del clan, también le hacen transfusiones para el líder. Kalima sufre y llora y alguién le dice “Ya te vas a acostumbrar (¿?)”. Hacen referencia al interior del país y mencionan la localidad bonaerense de Florencio Varela (sic), y así sucesivamente, en un argumento descabellado con referencias muy triviales a El bebé de Rosemary (1968), Ojos bien cerrados (1999) o El juego del miedo (2003). El delirio sigue con Kalima embarazada del enigmático Sr. Tang (no se sabe si porque lleva capucha “Tiene algo raro” dice ella, o por su procedencia oriental). Lo maravilloso del cine es que se realiza colectivamente. No hay solamente un tipo fuera de sus cabales detrás de cámara, sino todo un grupo que lo sigue. Y el resultado en este caso es La Secta, ideal para ver en el Artecinema, ese cine de Constitución al que asisten personas en situación de calle a dormir o laburantes que tienen que hacer tiempo para volver a su casa. Contexto ideal para esta película que sobresale y no justamente por su calidad e ingenio.
3.0
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