Crítica de "La acusación", de Chaitanya Tamhane, burocracia y desidia en la India

Consagrada como Mejor Película de la Competencia Internacional del 17 BAFICI, la película india retrata la burocracia y los vicios del sistema judicial de su país.

Crítica de "La acusación", de Chaitanya Tamhane, burocracia y desidia en la India
sábado 25 de abril de 2015

Los festivales de cine permiten derribar mitos. En buena medida, gracias a ellos sabemos que en el cine de la India no todo es Bollywood, es decir, no toda la filmografía de ese país es música, danza, y argumentos “livianos”. La película de Chaitanya Tamhane es un cabal ejemplo de ello.

La acusación (Court, 2014) nos muestra el laberinto judicial que, cual relato kafkiano, debe atravesar un abogado para defender frente en la corte de Mumbai a su defendido; un intelectual, activista y músico al que se lo acusa de haber promovido el suicidio de un hombre a través de una de sus canciones de protesta.

La trama avanza y, con ella, se desnuda un sistema jurídico arcaico, que entre argumentos absurdos y torpezas varias tiene como objetivo acallar a las voces críticas. Por su temporalidad y por la preponderancia de planos generales, la película de Tamhan rememora al más reciente cine rumano. La proximidad no sólo es estética; recordemos que hay numerosos films que apuntan la degradación estatal que aún persiste en la era post- CeauÈ™escu. Pero en el cine rumano (al menos, el que llega a la cartelera porteña y a los festivales) esa estética genera un agobio asociado al trayecto de los antihéroes; mientras que en Court por momentos genera el hastío de la repetición. La película, pensada desde este punto de vista, se percibe “alargada”.

Las actuaciones son efectivas y la ausencia de banda sonora produce una mayor marcación de esta suerte de anti-épica contemporánea, en donde todo se percibe aletargado, oprobioso. Las situaciones elegidas por el realizador para graficar esa sensación de abuso y corrupción por el que deben atravesar el acusado y su abogado son por demás variopintas, y afortunadamente el film no está exento de un humor sutil, alejado de las metáforas pobres.

La secuencia final busca ridiculizar a uno de los agentes del poder clave en este relato; un momento un tanto redundante, en virtud del patetismo mejor graficado durante el resto del metraje.

6.0
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