Entre dos rieles

Un pasado imborrable

Un pasado imborrable (The Railway Man, 2013) es un film narrado desde el más absoluto clasicismo, aquel que resulta extraño ver por estos días, salvo en los films dirigidos por Clint Eastwood o Ben Affleck. En esta tradición, centrándose en el personaje y su individualismo, la película cuenta la historia de un hombre y su trauma arrastrado desde la segunda guerra mundial.

Un pasado imborrable
jueves 18 de diciembre de 2014
Eric Lomax (Colin Firth, tras ganar el Oscar como mejor actor por la inglesa El Discurso del Rey) es un hombre de unos cincuenta años amante de los trenes. En uno de sus viajes conoce a Patti (Nicole Kidman, ahora sin arrugas pero tampoco con expresión en su rostro) de la cual se enamora y casan. Pero la felicidad viene obnubilada por un conflicto que arrastra, desde sus años de prisionero de guerra en tierras japonesas, y participando en la construcción del puente sobre el río Kwai. Los flashbacks a los años bélicos son recurrentes para explicar lo sucedido (y no para provocar rupturas temporales), y darle sentido al gris presente ambientado en la década del ochenta. Un día Finley (Stellan Skarsgard), compañero de guerra de Eric, lo convence de ir en busca de su torturador Nagase para ponerle fin a la etapa oscura de su vida. Con el estilo narrativo mencionado, la película dirigida por Jonathan Teplitzky logra que el espectador se identifique con los personajes y sus objetivos personales dejando el conflicto bélico de lado. Lo discursivo es poco feliz como mensaje: El orgullo inglés que representa Lomax versus el honor japonés de Takashi Nagase (Hiroyuki Sanada), así como los estilos de vida que defiende el imperio británico contra el de los aliados a Hitler en la Segunda Guerra. Por suerte el enfoque del film es otro y, como buen cine clásico que es, evita dar una afirmación contundente acerca de la guerra, y se centra en el dilema individual de su protagonista: la venganza de Lomas hacia su contrincante japonés.Desde allí la película dispone su batería de efectos concentrados en la fuerza narrativa del relato clásico. Entramos en la historia, su ritmo y los problemas que plantea. Somos partícipes de lo que le suceda a Lomax, y queremos saber cómo resuelve su pasado. Hay también cierta frialdad en el modo de narrar que genera una distancia hacia la historia en sí, pero la majestuosidad de la reconstrucción de época y sobre todo, de la fotografía, perfeccionan un film efectivo a los fines propuestos.Esta producción inglesa apunta desde su concepción a David Lean, el gran director inglés del período clásico que supo combinar, así como Un pasado imborrable, dilemas individuales de personajes en medio de conflictos bélicos. Sino basta con ver Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962), o las referenciadas aquí El puente sobre el río Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1957) y Breve encuentro (Brief Encounter, 1945).
7.0
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