Honestidad brutal

¿Qué puede un cuerpo?

Hay varias formas de analizar una película. Se puede abordar desde lo que cuenta a como lo cuenta, pasando por cuestiones estéticas, de forma, narrativas y hasta de coyuntura. Es por eso que más allá de los problemas técnicos que uno le pueda encontrar a ¿Qué puede un cuerpo? (2014), hay algo en la urgencia por filmar la realidad que la vuelve necesaria a los tiempos que corren.

¿Qué puede un cuerpo?
jueves 18 de diciembre de 2014
César González, director de ese éxito inesperado que se llamó Diagnóstico esperanza (2013), vuelve a meterse con el tema de la violencia, tal como lo hiciera en su ópera prima, pero no abordándola como algo vacío sino desde aquellos elementos que la originan. Ambientada dentro de una villa, González vive en un barrio emergente y es un referente de lo que podría denominarse como “cine villero”, sigue dos historias paralelas. La de un cartonero que quiere salir adelante y la de un grupo de "pibes chorros" que ven en la delincuencia la única forma de escapar de la miseria. González no se anda con vueltas y presenta una historia que refleja una realidad: la de la exclusión social y la raíz de la delincuencia. La película reflexiona sobre cuales son aquellos elementos que generan la delincuencia poniendo sobre el tapete una serie de entramados en donde todos los sectores sociales serán responsables de las consecuencias. El gran mérito de González es que no pone al “pibe chorro” ni al cartonero en el lugar de héroe ni de víctima, pero si como parte de un eslabón más de una suerte de aparato corrupto y de poderío (en todas sus formas) que incluye a policías, funcionarios y hasta simples ciudadanos que se pisarán unos a otros para aplastar al más débil y generar la violencia de la que después serán víctimas.¿Qué puede un cuerpo? propone hacernos reflexionar sobre las oportunidades, cuales son las consecuencias que traen la falta de estas y como muchas veces la propia sociedad es la que genera la violencia de la que después termina siendo presa. Si hay algo que tiene el film de González es honestidad, pero no solo por lo que cuenta sino por la forma de poner en escena una realidad en donde todos somos víctimas y victimarios.
8.0
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