Buscamos vida, los crímenes del ejército argentino en Campo de Mayo

Buscamos vida, los crímenes del ejército argentino en Campo de Mayo (2013) se propone como una nueva incursión en el necesario propósito de indagar en los crímenes de lesa humanidad que acontecieron en el marco dictatorial. La singularidad radica en mostrar la complicidad entre un grupo de empresas (multinacionales, en su mayoría) con el gobierno de facto. En la guarnición militar de Campo de Mayo funcionó durante los setenta el mayor campo de concentración de la dictadura, en donde pasaron 5.000 detenidos, de los cuales sólo muy pocos pudieron sobrevivir. Varios de ellos prestan su experiencia y voz en este documental.Getino cumple con el aspecto testimonial; su trabajo compendia una serie de testimonios valiosos, entre los que hay algunas caras identificables (la de Estela de Carlotto, por citar un caso) y otras menos visibilizadas. Se percibe un trabajo de selección para evitar repeticiones y aportar una mayor diversidad de miradas sobre diversos temas (la tortura, la complicidad entre los militares y los civiles, la apropiación de bebés). El problema es que con la multiplicidad de casos planteados es muy difícil profundizar en cada uno; pero, claro, estamos frente a un trabajo de compilación.El otro problema es que la estética, en determinados fragmentos, vira hacia lo panfletario, como si no bastara con la contundencia de los testimonios y el valor histórico que brindan, fundamental para conseguir las condenas a los represores. Los carteles de denuncia atentan un poco contra la red de sentido (más amplia, claro) que aquellos testimonios producen y resienten un tanto el resultado final. Buscamos vida, los crímenes del ejército argentino en Campo de Mayo tiene un valor social más amplio que el cinematográfico; tal vez sea el preludio de una investigación más amplia sobre los mecanismos y acciones explícitas del poder económico asociado a la dictadura.