Melbourne

En esa consulta simple y que trata de obtener una respuesta hay una toma de posición que transforma su personaje de un ansioso y urgido migrante, a un preocupado inquilino, que intenta de alguna manera poder resolver lo que el destino le ha deparado.Porque justamente la tensión en el film se genera a partir de ese hecho fortuito, algo completamente inesperado, horas antes que Amir y Sara (Negar Javaherian) vuelen a Australia, a Melbourne, más precisamente, para continuar con sus estudios.El director Nima Javidi construye un relato atrapante, con sólo dos protagonistas y un hecho que trastoca el aparente equilibrio y estado de las cosas inicial, y este es quizás el mayor logro, a pesar que se pueda juzgar lo impactante de la situación perturbadora.Amir y Sara recorren el departamento buscando una solución a algo que ya no pueden cambiar, pero que a su vez los cambia a ellos mismos. Las habitaciones se van despojando de objetos pero también de la conciencia sobre el cambio que los atraviesa.¿Podrán superar alguna de las decisiones que a las apuradas van tomando? Eso no lo sabremos, pero si que a cada paso su relación se va resquebrajando.Reciben visitas, gente que a último momento los quiere saludar, llevarles alimentos, o comprarles los muebles y objetos que no llevarán en su viaje. También el propietario, agradeciéndoles los buenos inquilinos que fueron.Pero Amir y Sara tienen otra cosa en mente, ¿viajarán?, ¿se quedarán?Un clima tenso in crescendo y la voluntad de Javidi de hacernos cómplices en todo momento. También nos invita a que juzguemos y decidamos en qué lugar de la historia nos debemos parar.La elección de planos limpios, amplios potencian aún más la paranoia, culpa y angustia de los protagonistas. Porque justamente en ese verlos avanzar en sus decisiones y en la rapidez del relato de los hechos es en donde Melbourne interpela y no deja salida.