Una voz del más allá

El mudo

Con El mudo (2013), los hermanos Daniel y Diego Vega Vidal, vuelven a demostrar el camino que han abierto con la vuelta de los géneros cinematográficos en el cine peruano en particular y el cine latinoamericano en general, sin perder su estilo personal. Muy pocos pueden lograrlo y con este, su segundo largometraje presentado en BAFICI 2014, aportan un nuevo brillo desde la simpleza y naturalidad, mientras que lo distante (del lado del ensueño y la fantasía) vive en la mente humana.

El mudo
miércoles 09 de abril de 2014
Constantino Zegarra es un juez de Lima que tiene una vida rutinaria, rodeado de expedientes, quejas y juicios. Es decir, representa la voz de la justicia y a la vez ES la justicia, una voz que se impone, pero que en un momento determinado todo se le viene abajo. Como si hubiera sido maldecido es destituido y para agravar su suerte, de manera accidental y carente de explicación, le cae un disparo mientras maneja su auto. El mismo daña sus cuerdas vocales y desde ahí pierde todo junto: la voz y el poder. Sin embargo, Constantino cree que todo es un complot y que han buscado eliminarlo. Los hermanos Vega hacen una puesta escena directa y firme, sin mayores movimientos de cámara y tratando desde un solo punto narrar cada fragmento para dar una idea de totalidad, de universo propio que a la vez se alza sobre la sombra de una Lima que respira en su comida y en sus calles aglomeradas del centro. De manera interesante y volviendo a lo visto en Octubre (2010), tenemos a Constantino como el personaje único que arma y da pie a que se mueva la historia, prácticamente es su mirada y sus movimientos lo que da movilidad al relato. Cuando no se mueve, lo demás se queda estático y la cámara siempre lo acompaña.Y desde ese solo y único punto de vista, con muy escasos momentos en que vemos acciones sin que esté presente Constantino, se abren las diferentes caras y los verdaderos armazones tradicionales que hay en la familia, en el trabajo y en la sociedad en general, en la limeña en este caso. Constantino comienza a ser una pieza de un rompecabezas más grande y a la vez pasa de ser víctima de su trabajo pero no llega a ser un hombre perseverante y soñador, al dormir junto al retrato de su ausente madre. Lo interesante está en la intención que tienen los hermanos Vega de adentrarse narrativamente en el género de suspenso o thriller psicológico, sin llegar a cabo toda una acción argumental clásica; y a la vez no perder el humor, al mostrar lo caricaturesco de los personajes en sus gestos y silencios que al mismo tiempo se convierten en el retrato de un pequeño universo verosímil. Una película peruana inteligente y sencilla, con un gran final, que de verdad se vuelve una propuesta a tener muy en cuenta y que amerita la mejor de las suertes.
7.0
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