La hoguera de las vanidades

Los conquistadores (de la comedia)

Leo Damario es un caso atípico dentro de la cinematografía argentina. Sus películas se estrenan dentro del circuito alternativo, son vistas por miles de personas en una, dos o no más de tres funciones especiales y ahí quedan. Sus protagonistas son en su mayoría desconocidos para el gran público pero siempre hay participaciones de estrellas y los soundtracks son compuestos exclusivamente por algún rocker del momento. ¿Estamos ante la presencia de un cineasta de culto?

Los conquistadores (de la comedia)
lunes 24 de febrero de 2014
Luego del éxito de Olympia (2012) y Palmera (2013) Damario estrena Los conquistadores (de la comedia) (2014), su tercera película consecutiva desarrollada bajo los tópicos antes descriptos, que en este caso combina el stand up con el cine de autor en una obra conceptual sobre el detrás de escena de esta disciplina teatral.Los conquistadores (de la comedia) se centra en la historia de Isaac, un humorista que debuta en el circuito comercial cuando minutos antes de salir a escena se entera de la muerte de Michael Jackson, en quien está basado todo su monólogo. A partir de esa situación Isaac se enfrentará al desafío de improvisar una genialidad o entregarse al final de su carrera.Protagonizada por Fede Huffman y Cris Dominguez, junto Ricardo Grandío y Favio Posca, Los conquistadores (de la comedia) toma elementos del cine de John Cassavetes o Woody Allen para retratar el trasfondo que rodea al mundo del stand up donde las mezquindades, las miserias y los egoísmos estarán a flor de piel. Con un formato casi documentalista, fotografiada en blanco y negro, con una estética visual y sonora ultra trabajada, Damario construye una película diferente, con el estilo rocker que lo caracteriza, a través de largos planos secuencias, en donde los diálogos y monólogos de sus protagonistas –como en el stand up- serán el anclaje fundamental para un relato, que pese a su fragmentación, es mucho más lineal y narrativo que sus predecesoras.Damario no se traiciona y sigue siendo fiel a su personalísimo estilo cinematográfico, donde pese a la diversidad de temas y formas de trasladarlos a la gran pantalla resulta inevitable no reconocer su particular mano a la hora de concebir un cine de autor entre postmoderno y clásico, que está destinado a un público de paladar exquisito abierto a nuevas propuestas estéticas y narrativas.
7.0
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