La intrusa

Club Sándwich

El mexicano Fernando Eimbcke entrega con Club Sándwich (2013) una película centrada en el vínculo entre madre e hijo durante las vacaciones. Una relación que comienza a resquebrajarse cuando él conoce a una chica.

Club Sándwich
viernes 22 de noviembre de 2013
Un resort algo demodé. El calor, que invita a estar afuera y zambullirse en una piscina. Y una madre y su hijo regordete, ingresando a la adolescencia. Con esos elementos, el director de Temporada de patos (2004) y Lake Tahoe (2008) construye una película inexorablemente íntima, que se va cimentando con pequeños gestos. Que, como en sus dos películas anteriores, oscila entre la ternura y una cotidianidad banal.La madre (María Renée Prucencio) ha decidido tomarse un tiempo de descanso con su hijo. Podríamos decir que es una mamá “compinche” que comienza a parecer “metida”. Justo en ese momento en el que los hijos descubren la seducción, merced a la ebullición de sus hormonas. Y el suyo (Lucio Giménez Cacho) explora su cuerpo, se excita con los corpiños que encuentra en la maleta y se masturba con bastante frecuencia. No había tenido tiempo de experimentar con alguien hasta que conoce a una chica algunos años mayor, quien vacaciona en el mismo lugar en donde fue concebida (revelará, en una de las primeras charlas –lacónicas- que mantiene con el muchacho).Club Sándwich es esa clase de films que funcionan por acumulación. La primera parte busca construir en escena ese vínculo (muy) cercano entre madre e hijo; hasta las discusiones tiene su costado cómplice y hasta simpático. La cámara se posa en las corporalidades, que aún –amén del Complejo de Edipo- no están simbólicamente separadas. Con un tono entre lúdico, tierno, y por momentos patético, Eimbcke propone una serie de secuencias que podrán resultar redundantes. Si bien corta, la película pudo haber potenciado su búsqueda estética de haber sido un mediometraje.Con diálogos muy bien elaborados y una cámara por lo general estática, la película también transmite una empatía al espectador. Quien será “cómplice” de ese affaire veraniego entre los dos jóvenes. El pico dramático llega con un baile que para la madre es horrible (no hace falta más que ver su cara para comprobarlo) y para él es “sexi”. Toda la película parece haber sido pensada para llegar a ese momento. Club Sándwich, en suma, muestra a un cineasta autoral consolidado. A los dos muy buenos trabajos de actuación ya mencionados se suma el de Danae Reynaud Romero, ese objeto de deseo que dejará su sello indeleble.
7.0
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