La segunda oportunidad

Jugando por amor

En Jugando por amor (Playing for Keeps, 2013), dirigida por Gabriele Muccino, el protagonista se replantea cómo continuará su vida, tanto en el plano profesional como en el afectivo. Gerard Butler y Jessica Biel conforman una pareja que enamorará a los seguidores del género.

Jugando por amor
lunes 15 de abril de 2013
George Dryer (Gerard Butler) es un reconocido ex jugador de fútbol que debió dejar el deporte tras sufrir una lesión. Desempleado y con deudas, decide instalarse nuevamente en Estados Unidos para acercarse a su hijo de 9 años, quien vive junto a su madre (Jessica Biel) y su futuro padrastro. La vida de George cambia aún más cuando es elegido como el entrenador del equipo de fútbol en el que juega su hijo porque empieza a comprender, quizás por primera vez, lo mucho que el pequeño lo necesita. Su incorporación le traerá problemas al convertirlo en el centro de atención de algunos padres de los chicos, como Barb (Judy Greer), Denise (Catherine Zeta-Jones), Patti (Uma Thurman) y Carl (Dennis Quaid). Pero también lo obligará a decidir si acepta o no el desafío de recuperar a su familia. Jugando por amor es una comedia romántica que transita la mayoría de los giros propios del género, pero que además indaga en profundidad los sentimientos de un protagonista que tiene que empezar su vida casi de cero, haciéndose cargo de una “fama” que ya no le corresponde. Las diferentes situaciones personales que atraviesa George se suceden en paralelo a la historia de amor, que se destaca por los diálogos que mantienen los personajes de Gerard Butler y Jessica Biel.La dirección del italiano Gabriele Muccino (El último beso, 2001), se suma a la excelente recreación del vínculo padre-hijo que logra Butler junto al pequeño y prometedor intérprete Noah Lomax.   Enredos amorosos, importantes decisiones, la incertidumbre de la soledad y el miedo a perder los afectos también están presentes en un film que no defraudará a los amantes del género porque si bien tiene la mayoría de los clichés, la historia permite que surjan numerosos subtemas tan o más importantes que el romance en sí mismo. Jugando por amor asegura una tarde entretenida y, quizás, sirva de disparador para repensar algunas cuestiones.
6.0
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