El México lindo

El Santos vs La Tetona

El Santos vs La Tetona (2012), dirigida por Alejandro Lozano, es una película ultraméxicana, no solo por poseer dicha nacionalidad, sino porque, con sus dibujos irreverentes y coloridos, se encuentra un discurso mordaz y crítico sobre la misma sociedad mexicana. Y toma por asalto la vida cotidiana, el mundo marginal, de las drogas, de la policía, de las figuras más representativas en la música. En sí de toda una cultura que al entrar en contacto con el humor se convierte en un relato donde lo mexicano se esboza con facilidad.

El Santos vs La Tetona
Basado en el cómic Jis y trino, esta vez la historia es la de El Santos, fumón y marihuanero, que chato, panzón y con su eterna máscara blanca, vive enamorado de la Tetona. La jefa de un table dance, donde la chicas lo que más muestran son las tetas. Y eso es la película de un arranque: un sin número de tetas y drogas por todas partes. El Santos con su vocabulario soez y desvergonzado es apoyado por un cabo de la policía. Una especie de Batman y Robin, pues se encargan la misión de dar libertad a los zombies que son explotados, pero eso le será perjudicial a la ciudad. Por ello tendrán que eliminarlos. Ahí entra en competencia su rival el peyote (un peyote de verdad que tiene los peyotes en su cabeza y que poco a poco se los va comiendo). Ambos empiezan una guerra, pues hay un premio otorgado por la Tetona, que no es otro que ella misma. Pero si al principio es una batalla por librar a la ciudad de los zombies luego será por volverlos a la vida ya que la Tetona se convierte en “presidenta vitalicia”. Y sólo el Santos puede cambiar el final caótico para México: Una ciudad oprimida por un ejército de extraterrestres que no son otras que viejas amas de casa, de gran tamaño que llevan por armas, electrodomésticos de cocina. Y en la película entra todo tipo de sátira y toda técnica narrativa. Juega con toda la teoría del cine: voz en off, intertitulos, inserta elementos extradiegéticos o directamente rompe lo diegético: Por ejemplo en un determinado momento el Santos pregunta algo al espectador mirando directamente a cámara y de repente aparece una persona de carne y hueso sentada en un cine y le responde. Un estilo que hace recordar a programas de televisión como Los Simpsons, o Sout Park.. El mismo Santos tiene como consejero a su propio excremento. Entonces, esa libertad donde todo parece posible es un problema y una ventaja al mismo tiempo puesto que el espectador puede pegarse o directamente despegarse de la película. El más conservador o poseedor de otros gustos, puede quedar descontento con esta manera particular de animación desenfrenada.Dentro de todo, con sus dibujos imperfectos, hay una interesante postura sobre todo aquello que configura al mexicano. Eufemismos que van por el machismo, el lenguaje oral, los vicios, la misma cultura, las telenovelas, el poder. Todo es una caricatura pero que con el humor entra sin pedir permiso. Pero además, sumado a todo eso, es un homenaje constante a la historia del cine. Representan pequeñas escenas de películas como Batman y Robin (1997), Rocky (1976), El ciudadano (Citizen Kane, 1941), Naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971), los westerns de Sergio Leone, y muchos más. Es decir desde lo más popular (pues también está presente la televisión y cantantes famosos de México) hasta obras de culto. Demostrando que la libertad de la narración no tiene límites y con ello se vuelve el torrente de una travesía hacia lo impensado.Todo ello la hace una película extraña, difícil de clasificar y al mismo tiempo sumamente fácil de disminuirla al término de ser sólo una sátira muy divertida de lo lindo que es México. De todas maneras es altamente recomendable verla para perder la seriedad y lo estructurado. Y aunque no se esté de acuerdo, no deja de ser una obra cinematográfica potente, aunque fiel a su estilo.
6.0
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