Diabolus ex machina

Fuera de Satán

Dícese que el realizador francés Bruno Dumont, uno de los favoritos de Cannes, es el heredero espiritual de Robert Bresson, quizás por su uso de actores como maniquíes y un cierto misticismo religioso con el que rodea sus vidas. No hay narración, porque las cosas se suceden sin transformarse, ni hay drama, sólo accionar; sus personajes se ven motivados por pulsiones de un solo tipo que corren en una sola dirección.

Fuera de Satán
martes 28 de agosto de 2012
Fuera de Satán (Hors Satan, 2011) transcurre en la campiña francesa, donde la cámara sigue el vagabundeo de un misterioso hombre que vive en perpetua comunión con la naturaleza, y una chica gótica que podría ser su amante o acólita. Él parece preferirla como lo segundo. Día tras día rezan al sol naciente, vagan por los parajes y arman fuegos sobre los que el hombre camina aparentemente inmune. ¿Será éste el epónimo diablo?Ver esta película es un ejercicio de lenta contemplación. La banda sonora encapsula el crudo poder de la naturaleza. Trinan pájaros, graznan cuervos y el viento nunca deja de soplar. La dirección fotográfica ha sido planeada entorno a la hora mágica de las puestas y salidas del sol, con lo que la imagen es igual de cautivante. Ambas son particularmente notorias, porque nunca oímos mucho más que el sonido ambiente, excepto por unos pocos murmullos, ni vemos gran cosa excepto a la pareja protagónica, diezmada por el espacio en planos generales y por el tiempo en planos secuenciales.La película nunca elabora intelectualmente sobre el significado del ritual más allá de la suma de sus imágenes, puntuadas por una morbosa violencia que ya remite a los films de Michael Haneke, otro de los mancebos del Festival de Cannes, y su fetiche por espantar e incomodar de manera tan súbita como explícita.El intrigante título parecería ser la clave de la interpretación, pero quién dice que no es una broma como los de las películas de la vanguardia surrealista de antaño (Un perro andaluz, por ejemplo). En efecto, de a momentos parece una película surrealista (el vagar y la búsqueda de lo sublime era tema preferido de tales realizadores como Luis Buñuel y Alejandro Jodorowsky). De a otros momentos, parece un postulado gnóstico sobre las imperfecciones del mundo, y el demiurgo que trabaja incansablemente por pulirlas.Según las propias palabras de Dumont, tiene “el deber político de llegar al público masivo”, aunque luego de ver su nueva película, resulta difícil imaginar su cine excepto como carne de cañón de festival. Su estética es tan minimalista y su contenido tan opaco que dará pie para muchas interpretaciones, todas ellas correctas, pero ninguna muy satisfactoria.
6.0
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