El despertar de un crimen

El film se inicia en el frío escenario de una pista de ski y la sangre brotando del cuerpo de Stephanie. Amber Tamblyn interpreta a la protagonista adolescente quien, introvertida y educada en el férreo catolicismo, será entrevistada por la psicóloga Lydie Crane (Tilda Swinton) en su búsqueda por desentrañar un sembradío de dudas en torno al caso. De aquí en adelante, se descubrirá un embarazo oculto, el temor al castigo divino por no obedecer el mandato, la enseñanza represiva y un tribunal que la acusa por impedir que de ella saliese vida. De lo que no hay dudas es que nada se conoce de Stephanie antes del crimen, el trauma es una grieta irreversible y nada de lo que fue volverá a “ser”.Ante un caso semejante, la directora del film Hilary Brougher propone un cuestionamiento entre líneas, al poner a otra mujer embarazada, y deseosa por serlo, al frente de la investigación. Sin pretensiones de fijar una moraleja, estas preguntas (como muchas otras) podrían dispararse por fuera del film, ¿poseer la capacidad de concebir implica, en iguales términos, estar preparado para dar vida? Así también, ¿caben certezas sobre quién pueda soportar tanto la vida y la muerte de un progenitor?Si dependiese de la “originalidad” de su título, El despertar de un crimen estaría destinado a perderse entre cientos de películas de similar nombre. Otro tema curioso sería tratar cómo muchos films extranjeros parecen sacados de un bolillero de palabras posibles para nombrar a las películas del mismo género. Cuestión de gracia que no viene al caso pero no deja de llamar la atención cuando se está frente a un ejemplar de este tipo.Aunque esta historia de drama e intriga no guarda sorpresas ni giros inesperados, resulta  llevadera y, en gran parte, se debe a la destreza actoral de Tilda Swinton.