Crítica de "Secretos de estado": Detrás de los ideales de George Clooney

La cuarta incursión de George Clooney en la dirección, "Secretos de estado" (The Ides of March, 2011), es un thriller político que denuncia los inevitables caminos de corrupción en época electoral. Clooney, siempre comprometido con la realidad detrás de cámaras, vuelve a darle un duro golpe ideológico al sistema político.

Crítica de "Secretos de estado": Detrás de los ideales de George Clooney
viernes 13 de enero de 2012

Elecciones primarias del partido demócrata en Ohio. Dos candidatos se disputan la cabeza de partido: Pullman (Michael Mantell) y Morris (George Clooney). Los sucios vericuetos detrás de escena quedan expuestos. El jefe de campaña del primero es Tom (Paul Giamatti), el del segundo Paul (Philip Seymour Hoffman) y su asesor Stephen (Ryan Gosling). La trama se centra en el joven asesor que pone en jaque sus ideales para ascender en el mundillo de la política. La situación se torna aún más interesante cuando el juego se vuelve personal para Stephen.

Como en la genial Buenas noches, y buena suerte (Good Night, and Good Luck, 2005), Clooney se escuda en hechos muy semejantes a la realidad (aunque estén basados en la obra Farragut North de Beau Willimon, son situaciones que pasan cotidianamente en política) para meter el dedo en la llaga al sistema eleccionario norteamericano y hacer una defensa de los ideales.

Un gran elenco preside Secretos de estado, todos de formidables actuaciones sumándose a los ya mencionados anteriormente, Marisa Tomei como una periodista implacable, y Evan Rachel Wood como “la pasante” del conflicto que disparará la venganza final en el film.

La película viene cosechando premios en el exterior, fue nominada a cuatro Globos de Oro y tiene muchas posibilidades de candidatearse al Oscar. Pero lo más importante es que recupera un cine norteamericano de denuncia que hacía mucho no se estrenaba en nuestro país.

8.0
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