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El invierno de los raros

El invierno de los raros (2010) integra el tríptico de películas producidas en la provincia de Córdoba junto a las ya estrenadas De Caravana (2010) e Hipólito (2010). Dirigida por el debutante Rodrigo Guerrero, el film es tal vez el más radical e innovador no sólo del trío sino también del cine argentino visto últimamente.

El invierno de los raros
lunes 14 de noviembre de 2011
Estructurado desde la coralidad, la película funciona desde la observación de una serie de habitantes de un pueblo en el interior. No son los típicos héroes y heroínas que estamos acostumbrados a ver en las películas, sino todo lo contrario. Cada uno de ellos se moverá como un antihéroe pero desde su propia perspectiva, no desde la visión de los demás, ni del juzgamiento de sus actos. El invierno de los raros es una película de perdedores, personajes en una búsqueda permanente de la felicidad, seres que huyen, que buscan, que encuentran y que vuelven a huir. Historias de gente común que es extraña en su propio mundo.Narrativamente el film se divide en dos etapas. Una observacional, en donde el ojo de la cámara funciona como un espía siguiendo a cada uno de los protagonistas para verlos interactuar con el mundo circundante; y una segunda de acción y reacción, de toma de desiciones y construcciones de mundos. Mientras que para algunos el escape es la única salida, para otros la solución será arraigarse.Guerrero hace uso de todos los elementos plásticos que el cine puede brindar para concebir un film visualmente mágico. Hay una delicada construcción sensorial en el que cada plano pareciera ser una fotografía trabajada de manera artesanal. Guerrero coloca la cámara en lugares insólitos para fusionar la oscuridad de los personajes con la del pueblo y transmitir un estado que no sabemos muy bien si es locura, desesperación o la misma cotidianidad circundante.El elenco encabezado por Luis Machín y Lautaro Delgado Tymruk, junto a los locales Paula Lussi, Maitén Laguna y Elisa Gagliano, trabajan personajes extremos desde la normalidad, sin por eso caer en lo básico o la sobreactuación. Son personajes silenciosos que dirán todo lo que tienen para decir a través de sus rostros y posturas. Sin palabras pero con acciones que definirán sus personalidades en algunos casos avasallantes y en otros retraídas.El invierno de los raros es un film opuesto a lo que pudimos ver  hasta ahora de ese nuevo movimiento llamado “Cine cordobés, no por calidad sino por forma y contenido. Menos narrativo, con una gran puesta visual y lejos de toda convencionalidad, Rodrigo Guerrero se juega con personajes perdedores que no tienen mucho para decir, pero sí para hacer.
8.0
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