Bendito tú eres entre todas las mujeres

El pasado

El nuevo film de Hector Babenco basado en la novela homónima de Alan Pauls presenta la historia de un amor traumático, sobre el cual Rimini (Gael García Bernal) no logra desprenderse. Han pasado doce años de su casamiento con Sofía y la ruptura parece, por lo menos, consensuada. Hasta es ella quien se ocupa de conseguirle un nuevo departamento. Sólo las fotografías que deben repartirse entre ambos quedan a la deriva, como si Rimini creyera que si las deja podrá escapar sin mayores complicaciones de aquel pasado.

El pasado
jueves 21 de julio de 2011
Luego de la separación, Rimini tendrá erráticos intentos por recomponer su vida sentimental. Cada una de las mujeres que aparecerán en su camino serán forzadas a alejarse de él. Primero se enamorará de Vera, una bella y ambiciosa joven que intenta forjar una carrera de modelo. Luego encontrará en Carmen –una compañera de trabajo- la posibilidad de reconciliarse con el orden familiar. Paradigmas de mujer, ellas reforzarán el fracaso existencial de Rimini tras la aparición de Sofía en sus vidas, nada dispuesta a dejar a su primer amor. El trauma se extenderá a la incapacidad de Rimini de continuar con su oficio de traductor. No poder traducir idiomas opera en otro nivel de sentido mucho más desesperante, tal vez la imposibilidad de Rimini de ver el indicio para desterrar de su vida a la angustia, recuperar el pasado y, desde allí, constituir un futuro. Cada mujer después de Sofía será un nuevo modo de impulsar su destrucción. Fanática, desquiciada, la ex mujer –encarnada con pasión por Analía Couceyro- es, al mismo tiempo, la cara más visible de algo que fue y ya no es. Frente a la fuerza arrolladora de ella, Rimini es un sujeto pasivo, que deambula sin entender qué es lo que le ocurre. Quizás ese deambular (de mujer en mujer, de proyecto en proyecto) funcionó mejor en la novela. El pasado (2007), la película, deja demasiado inconcluso el desarrollo de varios personajes, y las elipsis son tan extensas que ponen en evidencia ese vacío. Lo mejor del film está en la construcción de los personajes, en la naturalidad con la que el relato los presenta sin intención de juzgarlos, lo que los convierte en seres más creíbles. La ambientación muestra una Buenos Aires alejada de las postales, concentrada en objetivar el estado del personaje principal, entre desencantado y perdido. La sensación final es grata, quizás al fin Rimini encuentre un poco de respiro entre tanto malestar. Quizás.
6.0
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