La señal

Corvalán (Ricardo Darín) es un detective privado en la Buenos Aires de 1952 quien, junto a Santana (Diego Peretti), tiene una agencia que se dedica a trabajos menores. Un día reciben un trabajo encargado por una misteriosa mujer (Julieta Dìaz) que lo ingresará en una trama de corrupción política.Con la inminente muerte de Evita, la trama transcurre en una ciudad corrupta, donde las normas sociales empiezan a desvanecerse. El espacio de la ciudad está retratado de manera sombría, claustrofóbica. Si bien no se puede hablar de expresionismo, debido a que no hay un uso de las luces expresivo, todos los demás elementos del género están presentes: la utilización del flashback como recurso narrativo, la atmósfera claustrofóbica, el paisaje urbano, la mujer fatal (aunque no sea rubia) y el protagonista parco de pocas palabras. Si bien la película es en color, el filtro que tiñe la imagen es grisáceo otorgando una gama de colores fríos.La película muestra la tentación de los detectives por el dinero fácil (el ej. más visible son las apuestas en el hipódromo); en su tiempo libre comentan: “¿Sabes como empezó Al Capone?”; como si ese fuera un posible camino a seguir. Se deja planteada así una idiosincrasia porteña que, con la muerte de Evita como metáfora de la protección Estatal (y espiritual) de un pueblo, se va acentuando en cada ciudadano.El film nos deja un buen recuerdo de Eduardo Mignona y un futuro prometedor de Ricardo Darín como realizador.