La mirada de León

Lo que sé de Lola

El cine presenta dentro de su gama de variedades, diversos tipos de formas para relatar una historia. Desde la radicalidad de las formas surge Lo que sé de Lola (2006), un filme que va a provocar una multiplicidad de opiniones, ya sea en contra o a favor, desde los más diversos sectores del público como de la crítica. No tanto por el contenido, sino contrariamente por la forma en que el novel director español Javier Rebollo eligió para narrarla.

Lo que sé de Lola
viernes 15 de julio de 2011
León (Michaël Abiteboul) es un tipo cuarentón que pasa sus días entre cuidar a su madre enferma, espiar la correspondencia de sus vecinos y escuchar entre paredes conversaciones ajenas. Un día su madre muere y su vida parece ya no tener ningún otro sentido. Lola (Lola Dueñas) es una mujer, como cualquier otra, que se muda a un departamento vecino. Él comenzará a participar casi invisiblemente de la vida de esta, llegando a modificar situaciones en las que ella se encuentra involucrada, sin que siquiera note su presencia.Con una cámara estática Javier Rebollo filma a estos dos seres en sus rutinarias vidas. León tiene una mirada muy especial sobre Lola, su propia mirada que es la misma que subjetivamente va a utilizar el director para describir la cotidianidad que transita. Con un recurrir constante al uso de los tiempos muertos, va a lograr que el filme carezca de ritmo narrativo, pero provocando que, justamente, en esos momentos sucedan las cosas más importantes que marcaran a ambos personajes.Desde la radicalidad del relato, cámara fija, carencia de tempo, creación de espacios agobiantes, ante la estaticidad de la imagen; puede llegar a causar molestia en el espectador, sobre todo cuando este se encuentre desprevenido ante la magnitud de las imágenes y la carencia de diálogos (el protagonista recién hablará en el ultimo tramo del filme) aunque aquellos que se dejen llevar por estas sensaciones que a otros irritarán, podrán llegar a disfrutar de la realización.Javier Rebollo es sin duda el nuevo niño terrible de la legión española; un cineasta para nada condescendiente que pone a prueba al espectador en las casi dos horas de duración del filme, un director que se las trae. Que por más, que moleste a la mayoría, marca algo distinto dentro de las convencionalidades del cine, rompiendo los límites preestablecidos por el mismo publico. Limites que, sin duda, llegan a un punto de inflexión y que ese mismo publico definirá si lo que quiere ver es una película diferente o simplemente basura paupérrima de alguno de los grandes estudios hollywoodenses. Usted puede elegir.
8.0
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