La mirada de Jacob

Después del casamiento

El cine danés nos asombra desde la llegada del Dogma 95, cuyo grupo de realizadores con manifiesto incluido, se oponían a las formas del cine convencional. Algo importante que habían logrado era provocar emociones mediante el recurso de la cámara inestable, muchas veces en mano, acercando el registro obtenido a la idea de realismo cinematográfico. Entre sus representantes se encuentra Susanne Bier directora de Después del casamiento (Efter Brylluppet, 2006).

Después del casamiento
lunes 04 de julio de 2011
La película, en un comienzo, nos trae una radiografía de la vida en una ciudad de la India, donde muchos niños (y grandes) en estado de emergencia, esperan la ayuda humanitaria para poder comer a diario. El personaje encargado de esta tarea es Jacob, interpretado por Mads Mikkelsen, aquel que haría de villano en Casino Royal (2006), penúltima película de James Bond. Este actor, sin muchas expresiones, logra introducir su mirada en Gran Bretaña, país al que deberá concurrir contra su voluntad a pedir ayuda económica para seguir con su proyecto humanitario.Aquí se confrontan los dos mundos, completamente opuestos a través de la mirada de Jacob. Mediante la puesta en escena y la gran construcción del personaje desde el guión, nos demuestra la extrañeza del protagonista frente al mundo del confort que le ofrece el multimillonario Jorgen (Rolf Lassgard). Allí luego de la boda en referencia al titulo del film, descubrirá y comprenderá que ese mundo al cual no pertenece, no le es tan ajeno como pensaba.Hay un gran manejo de los puntos de vista mediante planos detalle de ojos (aunque mas bien son miradas) de los distintos personajes. Este recurso obliga al espectador, a bucear por los deseos y desgracias de los protagonistas y lo compromete con las mismas decisiones que ellos deberán tomar.Así la Después del casamiento, nominada al Oscar a mejor film extranjero, transmite un drama humano, más cercano al realismo que construyen los recursos del cine danés, que a la artificialidad que vemos a diario en cinematografías más dominantes.
8.0
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