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Crítica de "Post mortem", Pablo Larraín y una metáfora de la dictadura chilena
"Post Mortem" (2010), dirigida por Pablo Larraín, se desarrolla en un entorno caracterizado por su narrativa minimalista, compuesta por planos largos y una fotografía ligeramente deslavada, obra de Sergio Armstrong. Este escenario visual sirve como telón de fondo para la inquietante historia que se desarrolla en la película.
La historia gira en torno a Mario, un hombre de 55 años interpretado de manera magistral por Alfredo Castro, quien también deslumbró en Tony Manero (2008), la película anterior de Larraín. Mario lleva una vida monótona como mecanógrafo de informes en la morgue de un hospital chileno, pero su existencia cambia cuando comienza a fantasear con Nancy, su vecina y bailarina de cabaret, interpretada por Antonia Zegers.
Ambientada en un Chile marcado por la decadencia y la inminente amenaza del golpe de estado de Augusto Pinochet contra el gobierno del doctor Salvador Allende, la desaparición misteriosa de Nancy el 17 de septiembre de 1973, cuando el ejército irrumpe en su casa, lleva a Mario a emprender una búsqueda desesperada. A pesar de su premisa aparentemente sencilla, Post Mortem se convierte en una profunda metáfora de la dictadura chilena, explorando las dinámicas de poder entre víctimas y victimarios, y pintando un retrato desgarrador de una sociedad deshumanizada.
Pablo Larraín maneja de manera magistral una violencia emocional que impregna toda la película. A través de su dirección, revela la ambigüedad inherente al comportamiento de un ser humano común en tiempos de crisis. Esta ambigüedad se relaciona directamente con un gobierno represivo que busca ejercer control sobre situaciones críticas.
Post Mortem es claramente una obra personal del director, una reflexión sobre la dictadura que marcó la historia de Chile durante mucho tiempo y que sigue resonando en la memoria colectiva. La película nos sitúa en los orígenes de este oscuro período de la historia chilena, arrojando luz sobre las fuerzas en juego y las vidas atrapadas en medio de la lucha por el poder.
El montaje y la banda sonora que acompaña las imágenes poderosas contribuyen a hacer de Post Mortem una obra cinematográfica contundente y conmovedora. Esta película es una necesidad para cualquiera interesado en la historia reciente de América Latina, ya que ofrece un vistazo profundamente emocional a una época tumultuosa y a las almas que lucharon por sobrevivir en medio de la oscuridad..
