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Crítica de "La noche del demonio", el miedo zonzo

"La noche del demonio" (Insidious, 2010) se anuncia como la película en donde “no es la casa la que está embrujada”. Sin embargo, la trama no puede evitar caer en todos los lugares comunes de los filmes de casas, justamente, embrujadas.

Crítica de "La noche del demonio", el miedo zonzo
lunes 23 de mayo de 2011

Es curioso que el director de Insidious sea James Wan, el responsable de la primera película de la saga de El juego del miedo (Saw, 2004). Mientras que en aquella prima el registro explícito, el gore llevado a la décima potencia, aquí en cambio se trabaja sobre una zona más enigmática. Un matrimonio joven (Patrick Wilson y Rose Byrne) acaba de mudarse con sus dos hijos a una casa que, a simple vista, llama a la desconfianza. Ella comienza a advertir que algo raro pasa (siempre es la mujer la “disonante”).

Las cosas se ponen más feas cuando uno de los hijos, luego de un confuso incidente, ingresa en un perpetuo estado de coma. Pero las presencias, lejos de irse, se hacen notar cada vez más. Hasta aquí nada hace suponer que a Wan le interesa innovar, pese a que –claro- “no es la casa la que está embrujada”. El tratamiento sobre lo cotidiano recuerda a Actividad Paranormal (Paranormal activity, Oren Peli, 2008), pero el realizador no logra hacer de esta cualidad una fuente de espesor dramático.

Todo, entonces, se convierte en causa y efectismo, a los que se suman dudosas elecciones formales. El caso más evidente es el de la fotografía, que deambula en diversas pátinas de colores a pura arbitrariedad. Relegado a efectos de shock, el relato oscila entre el poco atractivo de los efectos visuales y algunos diálogos que producen más risa que miedo. Luego de que el padre se convenza de que hay que tomarse el asunto en serio, aparece un cura en una secuencia inverosímil y una vidente o “médium” con sus dos colaboradores que vienen a dar cátedra de ultratumba.

Lamentablemente, la película lleva todo al terreno de lo solemne, aún con sus monstruos surgidos de la era clase B y el citado grupo invocando al más allá. Películas como ésta nos hacen pensar por qué algunas obras maestras van directo al DVD y filmes olvidables pululan en la cartelera argentina.

2.0
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