Los tontos según Hollywood

Una cena para tontos

La exitosa obra de teatro llevada al cine por Francis Weber, La cena de los tontos (Le dîner de cons, 1998), tiene su versión norteamericana con Una cena para tontos (Dinner for Schmucks, 2010), dirigida por Jay Roach -responsable de Austin Powers (1997) y La familia de mi novia (Meet the parents, 2000), entre otras- y protagonizada por Steve Carell, Paul Rudd y Zach Galifianakis.

Una cena para tontos
domingo 01 de mayo de 2011
A Tim (Paul Rudd) le está yendo bien en el trabajo. En su empresa van a ascenderlo luego de una presentación exitosa, siempre y cuando participe de una escena con los altos ejecutivos. Pero no es una cena cualquiera sino una reunión de hombres en la cual cada uno deberá llevar a un tonto consigo, con el único fin de burlarse de él. Casi por accidente Tim conoce Barry (Steve Carell), el tipo ideal para la cena.A diferencia de la película francesa, Una cena para tontos es una comedia convencional americana. Una historia clásica donde cada personaje tiene un desarrollo previo y justifica su accionar, un mensaje moral conservador sobre el final y, por ende, una duración de casi dos horas. Siempre al estilo hollywoodense, con divisiones entre ganadores y perdedores, donde la moral y las buenas costumbres no se alejan nunca del espíritu del sueño americano.Si la película original funcionaba a la perfección era, entre otras cosas, por lo sencillo de su propuesta. Un tipo elige al tonto perfecto para llevar a una cena pero termina saliéndole el tiro por la culata. Todo sucede en su casa en escasos 77 minutos. La idea era simple y clara, dos personajes y un montón de situaciones divertidas.En la versión norteamericana entra además el concepto de freak. Barry tiene la particularidad de ser taxidermista, no uno cualquiera sino que diseca ratones y los viste de humanos para representar en cajas escenas de la historia de la humanidad. Así está el cuadro de la última cena, la Monalisa, las pruebas de aviación, etc.Claro que, como se complejiza el personaje del tonto, también hay un desarrollo de cada uno de los personajes de la película, dándole carnadura a todas las relaciones y situaciones que se esbozan. La cena en cuestión, que en la original carece de importancia, aquí sucede a todo trapo. Es una cena de tontos con presentaciones de sus supuestos dones. Un espectáculo de feria si se quiere, donde se exponen las artes de los tontos.Esta remake, que no causa gracia como la versión francesa, busca darle un valor al freak no sólo mediante la bondad que despierta a pesar de su estupidez sino por su don oculto, por más extraño que parezca. Y eso es todo mérito de los comediantes que la protagonizan que, por lejos, son lo mejor de un film extremadamente predecible.
4.0
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