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Crítica de "Vaquero": Ser o no ser

La ópera prima de Juan Minujín muestra la vida de un actor de 33 años que enfrenta una crisis existencial desencadenada, entre otras cosas, por su no pertenencia al “sistema”. El tipo de humor que maneja el director está asociado a cierto sarcasmo relacionado a la visión que tiene el protagonista de su propia vida. Vaquero (2011) logra una conexión casi inmediata con el público y consigue captar las situaciones con verosimilitud y elocuencia.

Crítica de "Vaquero": Ser o no ser
lunes 11 de abril de 2011

Julián Lamar (interpretado por Juan Minujín) tiene un papel protagónico en una obra de teatro, pero siente un profundo desprecio hacia su compañero de elenco, quien, según él, intenta robarle escenas haciendo reír al público. Además, desempeña un papel secundario en una película, pero está constantemente acosado por los celos hacia el actor principal, Alonso (interpretado por Leonardo Sbaraglia), quien, según él, "seguramente gana en un año lo que él en diez". Julián ve en el casting de una película que un reconocido director internacional filmará en Argentina la oportunidad de alcanzar un papel principal, el de un vaquero, pero sus prejuicios como outsider lo limitan negativamente.

Vaquero presenta a un personaje que lucha por equilibrarse entre adaptarse a lo socialmente aceptable y la aceptación de sus fantasías más profundas y oscuras. A medida que la película avanza, la tensión aumenta, pero esta tensión se manifiesta principalmente en su interior, revelado al espectador a través de la voz en off de Julián. Desde las primeras escenas, conocemos sus pensamientos sobre el mundo y las personas que lo rodean, generando una complicidad automática con el espectador.

Julián vive en un constante desdoblamiento: trata de aparentar normalidad por fuera, pero su voz interior revela su inadaptación social y su lucha contra el colapso depresivo. Esta dicotomía proporciona una comicidad relacionada con la crudeza con la que se muestra su vida, convirtiendo a la comedia en algo tragicómico. A medida que Julián desnuda sus miedos, fantasías y perversiones, se hace evidente la brecha entre el deseo y la realidad, revelándose como un personaje patético.

Lo destacable de Vaquero es la elección de Minujín de abordar un mundo que conoce y al que pertenece en su ópera prima. La película expone las miserias e hipocresías inherentes a este submundo, y aunque se relativiza dentro de la ficción, la crítica no deja de estar presente. Esta decisión otorga a Vaquero una autenticidad notable, reflejada en todas las elecciones del director.

10.0
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