Crítica de "Novias - Madrinas - 15 años", relaciones telares

Pablo y Diego Levy nos adentran en el universo de una sedería del porteño barrio de Once en "Novias - Madrinas - 15 años" (2011), pero no para retratar la historia de los telares y su multiplicidad de texturas, sino la relación de cada uno de los personajes que conviven diariamente en ése hábitat tan particular.

Crítica de "Novias - Madrinas - 15 años", relaciones telares
viernes 08 de abril de 2011

Los directores ubican la cámara en la sedería de su padre “El Negro” Levy, un comerciante del Once especializado en el rubro de las telas para vestidos de fiestas, que cuenta con cinco empleados, todos unos personajes en sí mismos. La película se basará en la descripción de cada uno de ellos y la relación que se fomenta entre ambos.

Con mucho sentido del humor, los directores estructuran su documental poniendo el acento allí donde lo particular de cada personaje sale a la luz. Y es en esa suerte de espacio común, donde estos personajes comparten diez horas diarias de su vida formando una extraña familia. Relaciones de hermanos, de abuelo-nieto, de padre-hijo, de compadrazgo, se fomentan cotidianamente casi sin proponérselo y el documental se regodea de ello.

Los directores no hacen más que presentar a cada uno de los personajes, inclusive su padre, con sus dones, sus dramas y su sentido del humor, siempre sobre una tela especial de fondo, dándole la textura y el color a la personalidad de cada uno de ellos.

Novias - Madrinas - 15 años se sostiene en la figura de cada uno de los protagonistas. El jefe, el loco, el jugador, el abuelo, el asistente, el compañero, son algunas de las tantas tipologías que adquieren los personajes en el arte de la venta de telas al convivir mutuamente. Como diría Moisés Khabie: “Acá soy Ricardo, es mi nombre artístico, en la vida real soy Moisés”.

6.0
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