El imaginario mundo del Dr. Lumière

TL-2: La felicidad es una leyenda urbana

En cada fotograma, en cada una de las secuencias libertinas y efervescentes que componen el metraje de TL-2: La felicidad es una leyenda urbana (2009), Tetsuo Lumière manifiesta un amor revitalizante por el cine. Con los bolsillos flacos de dinero pero repletos de ideas, la continuación del film de culto recientemente editado en DVD TL1: Mi reino por un platillo volador (2004) es un torrente de desenfado en la usualmente timorata cartelera porteña.

TL-2:  La felicidad es una leyenda urbana
martes 02 de marzo de 2010
Al igual que su predecesora, la anécdota que dispara el relato es ínfima: Tetsuo Lumière (sí, no sólo edita, guiona y dirige, sino que también actúa) es un joven director que sueña con rodar una película, menuda tarea para la economía de guerra que rige su vida. Esa aparente utopía se torna una posibilidad corpórea cuando una mujer adinerada se cruza en su vida.Las reminiscencias a El Fantasma de la ópera (The Phantom of the Opera, 1925) y Darkman (1990), además de históricos del humor como Benny Hill, Búster Keaton y Charles Chaplin muestran a un director cultivado en las huestes del cine mudo. De allí que su narración, construida con intertextos y música incidental, retomen las características del cine de la década del 1920.Filmada durante 2 años en VHS, DV y HDV, TL-2: La felicidad es una leyenda urbana es un película-buscapie: su recorrido es siempre una incógnita. Tetsuo Lumière enciende la mecha pirotécnica y deja que la película se dispare hacia el delirio y el absurdo. La parábola describe entonces un recorrido inesperado, alejado de la previsibilidad de un direccionamiento previo. Cuando el metraje parece discurrir hacia un lugar de tránsito común en la cinematografía actual, un brío de frescura y desparpajo la aleja. Pese a sus defectos –sobran algunos minutos-, la película contagia alegría y se presta al goce del cine como experiencia artesanal. El director explora, crea, se (y nos) divierte con el retorno a las fuentes ontológicas del cine entendido como experimentación audiovisual.Es entonces que el opus dos de Tetsuo Lumière merece una férrea defensa quizá no por su calidad cinematográfica pero sí por lo que ésta implica: sin dinero, a pulmón, con amigos y colegas, con una piola que sostiene un plato volador, con el humo ostensiblemente artificioso de un disparo, el director no está sino haciendo cine por el puro placer del cine, de plasmar en un fílmico una concepción del mundo. TL-2: La felicidad es una leyenda urbana muestra que, en tiempos de películas-mercancía, aún es posible que la inventiva prime por sobre la billetera.TL-2: La felicidad es una leyenda urbana se presenta en malba.cine (Figueroa Alcorta 3415) los viernes a las 23.55 hs.
8.0
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