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Crítica de "La madre", un mundo de sensaciones... pero diferentes

El cine de Gustavo Fontán yace en la radicalidad de las imágenes. Un cine despojado de diálogos en el que cada plano, encuadre y secuencia se nos presenta como al azar dentro de un conjunto de imágenes que no necesitarán de palabras para narrar una historia.

Crítica de "La madre", un mundo de sensaciones... pero diferentes
martes 23 de febrero de 2010

Una madre sumida en un intenso dolor y un hijo que quiere huir de ese mundo claustrofóbico conforman este universo cargado de tiempos muertos y de una estética tan particular como personal.

Gustavo Fontán ya había mostrado en sus trabajos anteriores (El árbol, 2006; La orilla que se abisma, 2009) subjetividad y experimentación a la hora de abordar un trabajo cinematográfico. Son historias despojadas de diálogos en las que las imágenes se suceden de manera azarosa para construir una historia tan simple como banal. Un minucioso cuidado estético convierte cada escena en una cadena de fotografías impresionistas. Cabe mencionar el excelente trabajo fotográfico de Diego Poleri, en el que predomina una coloración saturada, así como el minucioso y artesanal trabajo de edición de Marcos Pastor (Rastrojero, 2006).

La película se centra en los vínculos y en la dependencia que existe entre madre e hijo. Si bien La madre (2009) guarda una estrecha relación con Madre e hijo (Mat' i syn, 1996) de Aleksandr Sokurov, logra desprenderse de la obvia comparación debido a las diferencias en el relato, que en este caso se centra en las responsabilidades de los padres hacia los hijos y viceversa, así como en la construcción estética. Mientras que la película de Sokurov tiene claras referencias pictóricas, la de Fontán recurre al impresionismo.

¿Quién debe hacerse cargo de quién? Es la gran pregunta que el autor nos plantea a través de su película. Son vínculos imposibles de romper a pesar del deseo contrario, encadenados a una relación filial que el destino o la casualidad nos impusieron.

Si bien es cierto que películas como La madre no responden a la masividad del público y a menudo son cuestionadas sin una fundamentación teórica, es interesante que exista un cine heterogéneo y experimental cuya idea se base en lo tajante de una propuesta transformadora, cuidada desde lo estético y con una narrativa tan poética como desconcertante. Es un cine para aquellos que deseen alejarse de lo convencional y explorar lo diferente.

6.0
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