Impunidad

Gastón (Carlos Echeverría) llega a Necochea. Allí conoce a Julia (Leticia Bredice), una joven veterinaria quien tras descubrir que las vacunas contra la aftosa son adulteradas (?), aparece ahorcada en un galpón. Él será culpado del crimen y pasará la película tratando de comprender lo sucedido, mientras evita ser linchado.Ciertos recursos que pueden llegar a resultar, al menos, interesantes de manera aislada (los planos detrás de las rejas), terminan por estropearse en el conjunto, impidiendo que la más benévola de las críticas le pueda encontrar un resultado positivo al film. Veamos cuales: hay fallas de tiempos y espacios; saltos de escenas filmadas de día a escenas filmadas de noche sin ningún tipo de justificación narrativa ni muchos menos simbólica. Todo por fundido a negro. Saltos de ejes, errores de continuidad, de progresión dramática, etc. El casting no es la excepción, si bien los personajes hacen lo que pueden con los parlamentos que tienen que decir, tampoco logran salir impunes de ésta historia.Pero por si esto fuera poco, la película peca de pretenciosa. Hay un discurso (de buenas intenciones) que aspira a bajar línea y dejar una enseñanza, como si de los años 80 hasta acá nada hubiera pasado  cinematográficamente hablando en Argentina. Lo cierto es que después de nueve películas (entre ellas Vereda Tropical, El Juguete Rabioso, Las Tumbas) Torre sigue filmando con el apoyo del Incaa, que al menos, debería obligarlo a esforzarse un poco más.El problema adquiere aquí otra dimensión. Si el espectador era uno de los  pocos argentinos que se resistían al prejuicio hacia el cine nacional, al ver este film sus defensas serán vencidas por completo. Y esto provoca un daño a nivel cultural, retrocediendo en calidad y coherencia con lo estrenado. Habría que ver quien sale impune de todo esto, seguramente el espectador no.