Aquellos años dorados

Nunca estuviste tan adorable

Mausi Martínez (Sed, invasión gota a gota, 2004) trasladó la obra teatral homónima de Javier Daulte. Nunca estuviste tan adorable, a un largometraje cuya alma sigue siendo el teatro, pero sumándole una serie de elementos cinematográficos que la convierten en una rara especie de cine retro cool.

Nunca estuviste tan adorable
miércoles 07 de octubre de 2009
Una clásica familia en los años 50 van atravesar veinte años de sus vidas entre apogeos y caídas, amores y sinsabores, juventud y decadencia, canciones y lágrimas. En síntesis, una burlesca comedia familiar donde todo es mentira y verdad.Mausi Martínez logra a partir del texto teatral lo que muy pocos consiguen: otorgarle cinematografía al teatro. Para ello se nutre de una puesta en escena centrada en una fotografía virada al gris, logrando imprimirle una tonalidad similar a la utilizada en los films de la época. De esta forma logra romper con las fronteras de lo real y lo irreal (que es algo que la historia pone en crisis de manera constante).Este juego de lo existente con lo ilusorio también puede apreciarse en el empleo de canciones. Sin ser una comedia musical, los personajes aparecen cantando de la nada, como si todo se tratase de un simple juego o sólo un sueño. Un juego ambiguo que mantiene la hipótesis de lo verdadero sobre lo falso.El uso de colores intensos en el vestuario de los protagonistas es otro de los aciertos del film; no sólo en la reconstrucción de la época, sino también para romper con la opacacidad de los espacios físicos y brindarle a la puesta un dejo de ese universo lynchiano en donde lo que se ve no se puede diferenciar entre lo onírico y lo real.Para romper con la teatralidad del espacio, la realizadora armó un juego en el manejo de la cámara: desencuadres, primeros planos, cámara en movimiento. Una serie de artilugios que abren la quietud de un espacio cerrado, omitiendo el plano general reiterado, tan recurrente a la hora de dirigir escenas en un solo espacio.Las actuaciones, a pesar de tener reminiscencias teatrales, se asemejan a las de la edad de oro del cine argentino. Si bien todos están sobreatuados o carentes de naturalidad, esto es de manera preconcebida, ya que la naturalidad en los personajes hubiera desentonado con el producto final. Mirta Busnelli y María Onetto vuelven a sorprender gracias al histrionismo que manejan a la hora de construir personajes tan disímiles entre sí, acompañadas, en este caso, por Luis Luque en una actuación memorable.Nunca estuviste tan adorable, no es teatro filmado. Todo lo contrario. Es cine en su máxima expresión. Un cine en el que todo reluce a la perfección. Como en aquellos años dorados que el film homenajea, en donde las estrellas eran estrellas que brillaban con luz propia, el cine era glamour y la vida una delirante novela rosa.
8.0
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