El secreto de tus ojos

Educando a Victor Vargas

Filmada en 2002 con sólo 800.000 dólares, apenas una dádiva para los usuales presupuestos hollywoodenses, la ópera prima de Peter Sollett rebosa frescura y es sensible sin ser sensiblera. Educando a Victor Vargas habla de y sobre el amor adolescente adoptando la mirada más sincera: la del propio enamorado.

Educando a Victor Vargas
miércoles 09 de septiembre de 2009
El joven que referencia el titulo tiene 18 años y vive con su peculiar familia en un barrio de inmigrantes dominicanos en las afueras de New York. Vanidoso pero tímido, frágil aunque seguro, Víctor procura redimirse de su relación íntima con una vecina poco agraciada conquistando a la chica más linda del barrio. Ella, harta de los constantes flirteos de los hombres, comienza a acercarse motivada más por la frialdad de la mente que por las inescrutables razones del corazón. Ambos comenzarán el derroterro por los intrincados caminos del amor.La capacidad de captación que tiene Sollett remite al Andrew Bujalski y su ópera prima Funny Ha Ha (2002). En plena etapa de seducción, Judy (Judy Marte) se muestra infranqueable hasta que, cabizbaja e inquisidora de sus propias sensaciones, levanta apenas la vista y relojea a Víctor (Víctor Rasuk). Sollett sabe la escasa importancia de la acción de Víctor cuando el quiebre de la película está a punto de producirse. Por eso elige quedarse con ella y muestra la mutación de su mirada, esos ojos antes compasivos y ahora síntomas fulgorosos de un amor inesperado, y cómo lucha por disimular la tímida sonrisa que el alma dibuja en su rostro. Mientras tanto, él sigue hablando fuera de campo. La bufonada pueril que no se ve pero se presiente fue el momento justo en que logró el ansiado objetivo, y el espectador pudo verlo.Tanto Víctor y Judy como los tortolitos de Nick & Norah, una noche de música y amor (Nick and Norah's Infinite Playlist, 2008), la segunda pelicula de Sollet aquí vista en el último Bafici y posteriormente editada en dvd, son seres que parecen vivir extrapolados de la cualquier atisbo de la dureza e intolereancia del mundo real. El director no sólo que los entiende y se pone a su altura, sino que procura protegerlos y mostrarlos tal cual son: pululantes con destino incierto (aquí giran por el barrio, en su película posterior por bares), reaccionarios ante la descomprensión de sus sentimientos (el abandono de Nick a su ex-novia , la contestación de Víctor a su abuela) y dispuestos a todo con tal de conseguir lo que, al fin y al cabo, todo ser humano anhela: querer y sentirse querido.
10.0
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