4 de Julio: La masacre de San Patricio

El documental aporta una mirada esclarecedora sobre los hechos y –al mismo tiempo- hace partícipe al espectador de las fuentes que aportaron más datos.  La más fundamental es la del padre Kevin O’Neill, quien se dedicó hasta su muerte en  2003 a compilar todo tipo de documentos que permitan echar luz sobre los asesinatos.  También aparece –como registro fundamental- el diario de la víctima Alfie Kelly en voz del actor Julio Chávez, quien con su dicción le otorga calidez y claridad a este testimonio.  Los aportes de los entrevistados (entre los que aparecen el periodista Eduardo Kimel, Horacio Verbitsky, y seminaristas que conocieron a los religiosos) son también valiosos, pero a veces dan la sensación de que ha quedado mucho por decir. El film denuncia la complicidad de los militares en la Masacre y señala el silencio de los altos responsables eclesiásticos.  Si bien nunca escuchamos las voces de los entrevistadores, intuimos que han obrado con inteligencia, por la forma en la que los testimonios se detienen en los detalles.El film de Young y Zubizarreta no se distancia en demasía del documental clásico, si bien recurre a registros de imagen de carácter más abstracto, sobre todo en la lectura del diario de Alfie Kelly, o en pasajes en donde los entrevistados no aparecen.  Sobre ese aspecto, algunos casos son más efectivos que otros.  El plano del final que señala la balanza de la justicia carece de la sutileza que el film sostiene durante todo su metraje.  Pese a este desajuste, 4 de Julio resulta un documental conciso en términos de información y correcto en su realización integral.