Emotivo y desmesurado relato familiar

El primer día del resto de nuestras vidas

Ya desde el comienzo, el film de Arnaud Desplechin expone su espíritu lúdico, su capacidad de indagar mediante el artificio en la esfera emotiva. Unas figuras de cartón “actúan” en un escenario pequeño todo el drama familiar de los Vuillard. 

El primer día del resto de nuestras vidas
lunes 29 de junio de 2009
La pérdida del primer hijo a causa una enfermedad terminal desajustó la sensatez de esta familia. Las huellas de ese pasado volverán una y otra vez y –avanzado el relato- veremos aquel pequeño escenario en la casa de los padres. Tal vez el recuerdo de un juguete, un aparato de representación que se repite en el presente del relato como pura y dolorosa realidad.Una realidad que encuentra a cada uno de los miembros en distintas situaciones, cada cual con su respectiva insatisfacción. El epicentro es la madre (una estupenda Catherine Deneuve), cuya extraña enfermedad le demanda un transplante de médula. Además de uno de sus nietos, el único donante compatible es su hijo más “afectado” (el gran Mathieu Amalric), a quien hace tiempo nadie ve. Odiado especialmente por la hermana mayor, este ser errático con aura de poeta maldito, deberá retornar al seno familiar en plena Navidad.   Excusa para pasar viejas facturas, liberar pasiones reprimidas, ver en el otro aquello que hay de uno.
10.0
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